Era un 22 de Diciembre. El frío penetraba en la piel de la gente, y apareció Carlos. Carlos era un niño de África y no tenía amigos. A la hora del patio estaba solo, hasta que llegó Guillen y su amigo Marc. Ellos eran los mejores amigos y le preguntaron si quería jugar con ellos. Carlos se puso muy contento porque por primera vez ya tenía amigos. Al llegar a casa le dijo a su madre que ya tenía amigos y Elena (su madre), le dijo:
– Ves, como hay gente buena
– Ya, pero como en las otras escuelas no paraban de insultarme, pensaba que en esta también sería igual.
– Hay una cosa que tienes que cambiar, tú siempre te dejas llevar por los demás, eres un niño pasivo.- le dijo Elena a Carlos.
– Vale, cambiaré para ser asertivo.- dijo Carlos
Llegó el día de volver a encontrarse con Marc y Guillem, ellos en realidad eran agresivos, pero cuando conocen a gente nueva se hacen pasar por buenos chicos y cuando ven que les pueden manejar se aprovechan de ellos.
Carlos dijo: – ¿a qué queréis jugar?
Los amigos dijeron: – a fútbol, si te gusta bien, si no también.
Carlos en realidad quería jugar a balonmano, pero como era una persona pasiva, se dejó llevar por los dos.
Al llegar a casa, Carlos le dijo a su madre lo que había pasado y su madre le contestó:
– ves, en la vida hay que expresar tu opinión, hay que ser asertivo.
Cuando al día siguiente se encontraron en el cole, a la hora del patio le dijeron a Carlos si quería jugar con ellos y él dijo que vale, pero esta vez no les salió tan bien a Marc y Guillem, porque Carlos dijo:
– Vamos a jugar a balonmano hoy
– Pues no, vamos a jugar a fútbol, dijeron Marc y Guillem
Entonces ellos dos recapacitaron y pensaron lo siguiente: tenemos que ser más buenas personas, si no todo serán problemas.
“Siempre hay que ser asertivos, nunca agresivos o pasivos, si no, todo serán problemas”
Seudónimo: “CICLISTA” 11 años de Nuestra Señora de la Consolación – Benicarló